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Entrevista al historiador y filósofo Gary Habermas

Por Amy Orr-Ewing

 

¿Aceptar la fe cristiana fue para ti un suicidio intelectual?

Soy cristiano desde muy joven, pero más adelante tuve muchas dudas durante mucho tiempo. Todas aquellas preguntas me llevaron a una búsqueda incansable que duraría varias décadas, anhelando encontrar respuestas a los grandes interrogantes de la vida. Después de haber escrito treinta y seis libros, decenas de artículos y de haber participado en muchos debates, estoy más convencido que nunca de la veracidad del cristianismo. Así que, sin temor a equivocarme, creo firmemente que la fe cristiana no solo está lejos de ser un suicidio intelectual, sino que explica la naturaleza del universo mucho mejor que cualquier otra filosofía o religión.

¿Qué preguntas te inquietaban más durante tu búsqueda de Dios? 

Crecí en una familia cristiana y ya de niño puse mi confianza en Jesucristo. Pero en la adolescencia comencé un largo peregrinaje que duraría más de diez años. Leí e investigué ampliamente, sobre todo en el campo de la filosofía, el liberalismo teológico alemán del siglo XIX y las religiones del mundo. De forma más específica, me centré en el naturalismo filosófico y las ideas de escépticos tales como el filósofo escocés David Hume, el teólogo crítico alemán David Strauss y el pensador francés Ernest Renan, así como en el área de la mitología antigua.

Obviamente, no me iba a conformar con casar a la fuerza mis hallazgos con mi fe cristiana, encajaran o no. Probablemente mis familiares y amigos recuerdan los caminos extraños por los que me llevó aquella búsqueda. Por medio de mucho estudio, visitas y conversaciones con creyentes de otras creencias, busqué tanto en las principales filosofías y religiones como en otras más marginales. Discutí con cristianos y les dije que su teología estaba equivocada. En una ocasión, creí estar en el proceso de hacerme budista y que de hecho ya me había pasado a esa religión.

Durante esa búsqueda, estaba fascinado por una gran variedad de temas. Me centré en el área de la apologética, estudiando los argumentos tanto a favor del cristianismo como a favor de otras creencias. Llegué a la conclusión de que algunas evidencias del cristianismo, aunque fascinantes, no eran una demostración concluyente ni servían para sostener la fe. Y rechazaba rotundamente algunas de las supuestas razones para ser cristiano. A veces me horrorizaba descubrir por qué los cristianos creían lo que creían. Sin duda alguna, de todos los temas que investigué, uno prometía más que ningún otro: las evidencias de la resurrección de Jesús.

Desde bien temprano era consciente de que, si Jesús realmente había resucitado, entonces esa sería la prueba más clara de que Jesús era quien decía ser. Pero en aquel entonces no conocía las evidencias de la resurrección ni tampoco tenía razones de peso para concluir que Jesús se veía a sí mismo como Dios. No fue hasta años más tarde, después de 18 libros sobre el tema y debates y conversaciones con algunas de las mentes más brillantes, que concluí que la resurrección no solo es la mejor explicación de los hechos históricos aceptados por casi todos los especialistas del tema, sino que también es la evidencia más clara de la identidad de Jesús

¿Qué preguntas te encuentras con más asiduidad?  

De vez en cuando me hacen preguntas relativas a los hechos: sobre la fiabilidad del Nuevo Testamento, sobre la vida del Jesús histórico o más concretamente sobre la resurrección. Felizmente, tras décadas de investigación puedo declarar que el cristianismo aprueba con nota cuando evaluamos la historicidad de los hechos y acontecimientos que lo sostienen.

Sin embargo, muchas veces pasamos por alto que, según los estudios, la mayoría de las dudas de los creyentes y también de no los creyentes suelen ser de naturaleza más bien emocional. Es decir, aunque las preguntas muchas veces parecen tener una naturaleza objetiva, con frecuencia emanan de un estado emocional desconsolado o desesperado. Por tanto, las respuestas cargadas de evidencias no sirven de nada. Es más sabio usar técnicas como las que enseñan los acercamientos cognitivo y cognitivo-conductual.

Se dice que las objeciones más importantes en contra de la religión tienen que ver con temas asociados al dolor y al sufrimiento personal. Vi este tema con nuevos ojos cuando mi mujer murió de cáncer en 1995, después de 23 años de casados. Pensé que mis dudas regresarían, pero no lo hicieron, por lo cual estoy muy agradecido a Dios.

Curiosamente, las quejas viscerales contra Dios suelen darse en épocas de sufrimiento personal. Testimonio tras testimonio de personas que han experimentado un dolor psicológico terrible, las objeciones no buscan respuestas frías y llenas de datos históricos, sino respuestas que corrijan el estado emocional.

 

«La religión cristiana no solo estuvo acompañada de milagros en sus inicios, sino que aún hoy nadie razonable puede creer en ella sin que se dé un milagro».

David Hume
Filósofo escocés del siglo XVIII

 

¿Qué te gustaría decir a los europeos que leerán esta entrevista?

En casi todo el mundo occidental, el naturalismo filosófico en sus diferentes variantes domina los círculos intelectuales. Sin embargo, hay evidencias de que el reducto naturalista se está desmoronando. Por ejemplo, estudios recientes en el ámbito de las ciencias cognitivas respaldan otro tipo de acercamientos. Áreas de la filosofía que eran tabú hasta hace tan solo unas décadas, como la existencia de Dios, un más allá, la oración intercesora e incluso algunas “historias milagrosas” no solo están ganando popularidad, sino un apoyo increíble. Si añadiéramos algunas de las áreas históricas que hemos mencionado, como la naturaleza del Nuevo Testamento, el Jesús histórico y especialmente la resurrección, podríamos acabar con un cuadro bastante completo del cristianismo ortodoxo. Ciertamente, vienen tiempo nuevos y emocionantes.

Hemos visto que, aunque hay sed de evidencias objetivas, en un mundo hambriento de amor y de relaciones las necesidades emocionales podrían ser mucho más determinantes. En mi opinión, si además de dar evidencias nos esforzamos por tratar el dolor emocional, estaremos presentando un cuadro completo. Cuando ambas acciones van de la mano, hay muchas razones para la alegría más profunda que podremos experimentar aquí.

 

Gary Habermas (Doctor en Filosofía, Michigan State University) ejerce de profesor de apologética y filosofía en Liberty University. Ha publicado numerosos libros, la mitad de ellos sobre la resurrección de Jesús; sus títulos más recientes son Why Is God Ignoring Me? Did the Resurrection Happen? (con Antony Flew y David Baggett). Su trabajo incluye numerosas contribuciones a otros libros y artículos en publicaciones especializadas, además de una labor docente en otras 15 universidades e instituciones (incluido OCCA The Oxford Centre for Christian Apologetics). 

Traducción: Dorcas González Bataller

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